El futuro de la educación 


Enseñar no debe parecerse a llenar una botella de agua, sino más bien a ayudar a crecer una flor a su manera.

Noam Chomsky

La anterior entrada terminó con un vídeo de Noam Chomsky algo pesimista en cuanto a lo que es la educación y cuáles son sus objetivos. Por eso, abro esta entrada con esta cita de Chomsky, de nuevo, para comentar lo que la educación podría ser, lo que la educación es para mí, lo que me gustaría que fuera al escuela. 



Siempre he dicho que la escuela tiene que acompañar. Por eso, esta definición de ayudar al individuo a crecer a su manera me parece tan acertada. Me alegra además ver que en este Máster de Secundaria se ven a muchos futuros profesores dispuestos a engañar al sistema para cambiar el ambiente en las clases y ofrecer un modelo de enseñanza/aprendizaje menos rígido y más adaptado a los alumnos de cada centro. Todo ello, unido a las escuelas alternativas que hemos visto en clase o la iniciativa de algunos padres de romper los moldes e incluso atreverse a educar en casa, contra viento y marea, me parece una forma de crear una educación diferente. 

Hace pocos años el concepto de familia solo era uno, la tradicional, nuclear, la de toda la vida. Sin embargo, hoy en día entendemos por familia otras muchas formas. Lo mismo creo que pasará con la educación. El modelo actual está claramente obsoleto. Lo vemos como alumnos y lo veremos como profesores. El cambio es necesario. 

Creo que el futuro de la educación , por lo tanto, ofrecerá muchas formas diferentes de educar. Algunas familias decidirán educar en casa, puesto que hoy en día muchos padres tienen que trabajar en distintos lugares durante el año y sería una excelente opción para ellos, por ejemplo. Algunos niños aprenderán al aire libre a través de la experiencia. Otros niños aprenderán buscando ellos mismos la información que quieren, puesto que hoy la información está al alcance de todos – los adultos solo tendrán que encargarse de despertar su curiosidad. 

Una de las razones por las que puedo creer en este cambio es la reunión de futuros profesores que tuvimos en el Máster, durante la cual creamos un instituto ficticio: Teresa Oñarte.  

Todos estábamos orgullosos del proyecto que creamos, y la ilusión de crear un centro en el que los alumnos aprendan a desarrollar el pensamiento crítico, en el que los profesores les acompañan en su desarrollo como personas y en el que se tengan en cuenta las opiniones, los pensamientos y los sentimientos de los alumnos me hace pensar que un cambio es posible. Espero que el día de mañana podamos ser capaces de formar parte de una educación que ayude a los niños a aprender a ser respetuosos, curiosos, tolerantes y críticos. 

El consenso no fue complicado, para nada, de hecho. Esto creo que es muy positivo. Compartimos opiniones y no solo las de los demás nos parecían interesantes y válidas, sino que nos enriquecimos mucho de lo que los compañeros opinaban. Como he dicho antes, la definición de educación a la que llegamos fue muy completa, muy respetuosa con el proceso de desarrollo del alumno. 



Veo muchos cambios y por ello he decidido incluso buscar mi antiguo instituto en la web y me he sorprendido de que entre sus objetivos se mencione la afectividad, el desarrollo emocional y una clara atención al individuo que hace veinte años desde luego que no se veía ni en sus pasillos ni en sus aulas. Esto me da más esperanzas aún, puesto que veo que el cambio viene pisando fuerte. 

Hay que creer en la educación del futuro.

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